Sabemos que a veces es complicado ir a consulta, tanto por miedo al qué dirán como dificultades para desplazarse. Es ahí donde entra la atención domiciliaria, desplazándonos nosotros para tratar la situación en la más absoluta confidencialidad, evitando malos tragos y preguntas indeseadas. A su vez, esto nos permite actuar mejor en casos relacionados con menores, pues podemos verlos en su entorno habitual y estudiar la problemática desde otra perspectiva.